Manteos contra flamencas

Una viene con el castellanismo subido de la campa de Villalar y, claro, encuentra el empujón definitivo a un post que llevaba tiempo mascullando pero no terminaba de perfilar. Si vivís o tenéis relación con el medio rural castellano entenderéis enseguida de lo que hablo, por si es al contrario, os lo voy a explicar.

Desde hace un tiempo, no sabría decir cuántos años, pero pocos, proliferan a lo largo y ancho de nuestra geografía fiestas flamencas, rocieras, romerías a caballo, sevillanas y demás folcloridades sureñas, que si bien merecen todo mi respeto, no consigo entender bien cómo se han instalado aquí. Hasta ese momento, eran comunes en nuestros pueblos los grupos de jotas y que las fiestas fueran amenizadas por grupos de dulzaineros que, ya in extremis, conseguían trasportar a nuestros días una maltrecha cultura popular de Castilla.

El apocamiento castellano es manifiesto y la manera en que hemos conservado nuestra cultura más que precaria, y no digo nada si hablamos de Valladolid, por mucho Joaquín Díaz que viva en Urueña. No es difícil darse cuenta hablando con los mayores de cómo identificaban la canción popular castellana con lo arcaico o incluso paleto y de cómo no se tuvo ningún reparo, sino al contrario, en dejar que se perdiera. ¡Pero es que hace casi cien años que nació mi abuelo y además de los años que nos separan, nos separa también la formación y la conciencia cultural, histórica y social!, ¡y donde deberíamos estar haciendo un ejercicio de memoria colectivo, estamos importando otro folclore, como si no tuviéramos uno propio! Nótese que esto lo digo casi gritando.

La cuestión de las mezclas y la evolución siempre suscita un debate un tanto enconado, porque si la cultura popular es precisamente la expresión libre de un pueblo, la expresión viva que evoluciona con el tiempo y el contacto de la gente, ¿hemos de conservarla tal y como era hace 150 años o debemos permitir que se enriquezca al contacto con otras formas de expresión en este mundo globalizado? Definitivamente creo que tenemos capacidad para las dos, comprender y conservar la sabiduría de nuestros mayores y  a la vez crecer con ella (musicalmente no se me ocurre mejor ejemplo que el grupo de El Naán). Sin embargo, lo que estamos viviendo no es evolución sino derribo absoluto de nuestro folclore que, recordemos, es la expresión de la cultura de un pueblo; o sea que estamos desterrando nuestra cultura e importando otra de quien ni vivió ni cantó ni contó lo mismo que experimentamos nosotros.

Cabría preguntase y especular sobre qué está pasando, sobre por qué nos resulta más emocionante aprender una sevillana que acabar bailando La Espadaña. Hay que preguntarse qué estamos haciendo mal para inventarnos romerías y fiestas rocieras teniendo ya nuestras propias romerías y fiestas y habiendo dejado a muchas desaparecer. Hay que preguntarse por qué es más divertida una sevillana cualquiera que una jota castellana como, por ejemplo, el mismísimo Puente de Aranda. ¿Qué hemos dejado ir?

Empezaba este post diciendo que venía de Villalar con el castellanismo subido. Yo, como resistente, me harté de bailar jotas y, como ser relacional, me harté también de hablar con mis espontáneas parejas de baile. La mayoría de personas, mayores, atraídas por mi juventud, me preguntaban lo mismo: ¿por qué están proliferando las fiestas flamencas? ¡Tenemos que conservar nuestro patrimonio inmaterial! Y no fueron pocas las personas que aludieron a un vídeo que satiriza la feria del caballo de Nava del Rey, que yo justamente había conocido esa semana y que os animo a ver.

No alcanzo a comprender las razones que están llevando a la gente a sustituir nuestro folclore tradicional por otro importado. Apunto quizás a una identificación de lo español con lo andaluz y un intento de exaltar esta españolidad frente a otro tipo de nacionalismos existentes en el estado. Pero es mera especulación. Lo que sí me gustaría pedir a los flamencos castellanos es que sean conscientes de que lo que están haciendo con nuestro patrimonio inmaterial es lo mismo que si estuvieran derribando los castillos de nuestra Castilla para poner cortijos.

Frente al rebujito: limonada. Y piensa en tu antiguo manteo antes de volver a vestirte de flamenca.

9 Respuestas a “Manteos contra flamencas

  1. En La Rioja pasan tres cuartos de lo mismo. Aún quedan dulzaineros, y jotas, vive dios, pero la autonomía tiene que inventarse un pasado distinto, aunque nuestro traje regional sea castellano, nuestra heráldica esté repleta de castillos y leones y el patrón de Castilla fuera un eremita a los pies de San Lorenzo, en la Cogolla.

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  2. Celebro que haya -quede- gente que piense como tú.
    Es más, miro con envidia como otras comunidades (la mayoría, por no decir todas, con mucha menos relevancia histórica en lo que somos ahora como país) tienen más protagonismo lo que aprovechan para «llorar más» y así a más lloros, más mamas.
    El ostracismo de lo castellano debe acabar. Siempre he soñado con un partido político regionalista (no nacionalista) fuerte castellano. Utopía, pues aquí confundimos lo español con lo castizo y la progresía con lo antiespañol. Pero se debe intentar.

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  3. hasta las narices de tanta fiesta rociera en Madrid,los castellanos tenemos una identidad , un folclore y unas tradiciones y es imperdonable este desprecio.

    Yo también vuelvo con el subidón de Villalar.

    ¡viva Castilla Entera!

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  4. Tienes razón en tu comentario,pero debemos hacernos varias preguntas ¿porque el folclore andaluz esta desplazando al resto?.
    1º- La Junta de Andalucía,promueve su folclore,imparte y divulga el flamenco y lo introduce en sus universidades, existen todo tipo de festivales internacionales de flamenco en todas las provincias andaluzas,Cátedras de Estudios Folclóricos Andaluces, como la de Jerez y Córdoba. con importantes premios.
    2ª- ¿Cuantos Festivales folclóricos se realizan en Castilla y León, de relevante importancia promueve el Gobierno Regional?.
    3ª Lo de Joaquín Díaz, me reservo mi opinión.
    4º Las Sevillanas y las rumbas flamencas son demandadas por todo tipo de público ,debido a su carácter alegre y que con una simple guitarra se pueden cantar y bailar, si se sabe, en cualquier fiesta, popular o privada, esto no quiere decir que una jota castellana no sea alegre, de hecho las antiguas sevillanas corraleras son jotas, se cantaban a coro acompasadas con panderos y botellas de anís,, pero el abandono y el desinterés mostrado ya en los últimos años por parte de ayuntamientos y gobierno regional es patente.
    En el siglo pasado, en cualquier verbena de pueblo o barrio de las capitales, en las fiestas, las orquestas siempre tocaban una jota para terminar y la bailaba todas las personas, eso ayudaba a divulgar nuestro folclore, ahora ¿cuando se oye una jota?, pocas personas en la juventud saben bailarla, por lo que se ha quedado obsoleta.
    personalmente lo siento, pero es la realidad.
    Es mi humilde opinión

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  5. Puedo compartir contigo gran parte de tu preocupación y análisis de la situación. Por otro lado, veo como los más jóvenes, erróneamente a mi modo de ver, relacionáis la jota con el folclore castellano. El castellanismo no se puede medir en grados de jota, y mucho menos poner la Espadaña, fruto del trabajo coreografico de la sección femenina y que poco tiene que ver con las tradiciones como adalid en contraposición con la nueva moda andaluza. Creo, bajo mi punto de vista, que el problema viene de mucho mas atrás. Desde el momento en el cual los grupos de danzas sé conviertieron en grupos de jotas, desde que la riqueza instrumental quedó reducida a la dulzaina, creyendo que flauta de 3 agujeros y tamboril era solo cosa de charros y zamoranos, desde que el baile de rueda comenzó a ser interpretado como el corro de la patata….desde el momento en el cual los pesados mantenía, jubones , zapatos, justillos etc fueron sustituidos por las sayas coloradas y la camisa blanca (antaño prenda interior) por fuera y a la vista con las gafas de sol y las medias de encaje….en ese momento de quiero y no puedo, en ese momento del todo vale fue cusando dejamos de tener respeto por nuestras costumbres y los abocamos a un final feliz.

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  6. Puedo compartir contigo gran parte de tu preocupación y análisis de la situación. Por otro lado, veo como los más jóvenes, erróneamente a mi modo de ver, relacionáis la jota con el folclore castellano. El castellanismo no se puede medir en grados de jota, y mucho menos poner la Espadaña, fruto del trabajo coreografico de la sección femenina y que poco tiene que ver con las tradiciones como adalid en contraposición con la nueva moda andaluza. Creo, bajo mi punto de vista, que el problema viene de mucho mas atrás. Desde el momento en el cual los grupos de danzas sé conviertieron en grupos de jotas, desde que la riqueza instrumental quedó reducida a la dulzaina, creyendo que flauta de 3 agujeros y tamboril era solo cosa de charros y zamoranos, desde que el baile de rueda comenzó a ser interpretado como el corro de la patata….desde el momento en el cual los pesados mantenía, jubones , zapatos, justillos etc fueron sustituidos por las sayas coloradas y la camisa blanca (antaño prenda interior) por fuera y a la vista con las gafas de sol y las medias de encaje….en ese momento de quiero y no puedo, en ese momento del todo vale fue cusando dejamos de tener respeto por nuestras costumbres y los abocamos a un final feliz

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  7. Aúpa no podría haberlo dicho mejor. Siento lo mismo que tú. Y son muchos años tratando de mostrar nuestra raíces y cultura popular, en nuestra tierra. Y eso que vivo fuera de nuestra Castilla. Pero me quema tanto flamenco, sevillanas y demás. GRRR. Viva nuestra identidad cultual castellana.

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  8. Pingback: Poema de los comuneros | Virginia Hernández·

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